¿Qué es un destino Slow?

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Fuente: Campaña de Turismo de Andalucía

 

Por Alex Montesinos – Consultor de Turismo

La evolución que está experimentando el turismo actual pasa por la redefinición de destinos tradicionales y la inclusión de nuevas formas de viaje. Cada vez más, los destinos se adaptan al viajero para ofrecer un turismo de calidad que, además de mejorar la oferta de recursos, permita la sostenibilidad del sector – lo cual repercute de manera positiva en la comunidad local -. Sin ninguna duda, muchos destinos turísticos están experimentando cambios y algunos optan por alternativas responsables: estamos hablando entonces de los destinos slow.

¿Qué es un destino Slow?

El término inglés ‘slow’ puede traducirse de maneras diferentes al español según el contexto, pero todas las acepciones pasan por el campo semántico de la tranquilidad, el sosiego y la lentitud. Con esto en mente, podemos imaginar lugares en el mapa en el que el coche se sustituya por bicicletas y el asfalto por parques, o barrios donde las cadenas de supermercados y restaurantes hayan perdido la batalla contra los comercios de toda la vida. Como explica Lyn Clark – precursora del movimiento Slow city en Australia -, el destino Slow da prioridad a lo autóctono de la tierra, donde el oriundo se ve beneficiado, y no perjudicado, por las actuaciones del turista.

¿Cuáles son los recursos que hacen que un destino se considere Slow?

Es imprescindible contar con recursos de calidad para conseguir que el viajero contribuya de manera positiva en la economía y en la sociedad del destino.

En primer lugar, la hostelería precisa ofrecer productos locales y de temporada en sus cartas, platos tradicionales que hagan perdurar las recetas que las abuelas se han encargado de mantener hasta el día de hoy y evitar la continuidad de los clichés y estereotipos turísticos que no siempre son fieles y perjudican pues a la marca españa.

Por otra parte, es clave trazar un plan efectivo para la organización de visitantes y conseguir que el destino evolucione en sintonía con el medio ambiente. El destino necesita acondicionar áreas donde estacionar los vehículos privados y procurar un transporte público preparado y eficiente para facilitar el transcurso de los viajeros en el destino – ¡fuera humos! Además, el destino Slow debe evitar la masificación de sus calles y plazas, ceder el protagonismo a los pequeños comercios y tiendas de primera necesidad y facilitar la interacción entre el viajero y el local.

Además, estos destinos fomentan la organización de eventos culturales locales que dinamicen la actividad diaria del destino haciéndola atractiva para el visitante. Es necesario que los viajeros, además de poder encontrar experiencias reales y, sobre todo, situaciones que fomenten la relación directa con la comunidad local, puedan también llevarse el aprendizaje cultural a casa.

¿Cómo se concilia el consumo con los destinos slow?

Un destino Slow fomenta la inclusión del pequeño comercio en el turismo. Es importante conseguir que los visitantes se interesen por los productos que han sido elaborados cerca del destino y sobre todo conozcan los productores locales, piezas fundamentales en el business del turismo. De esta forma el artesano, el panadero y el comerciante tendrán cabida en el sector al relacionarse activamente con los viajeros.

El destino Slow además, se encarga de dar a conocer el producto hecho a mano y elaborado siguiendo los pasos de la tradición local con la finalidad de fomentar la tradición que un día hizo este trabajo fundamental en la economía del destino y dio tanta fama a sus habitantes. Como explica Pier Giorgio Oliveti, director y Secretario General de la Cittaslow Internacional, todas las ciudades son diferentes y esto justamente las hace especiales de cara al turismo. El objetivo fundamental de este movimiento es salvaguardar nuestra cultura para las próximas generaciones.

¿Qué tipo de alojamiento ofrece el destino Slow?

Si hay una diferencia clara entre el alojamiento tradicional y los hoteles que caracterizan a este tipo de destino es su tamaño y cercanía. El objetivo del destino Slow es no ser un número, por lo que solemos encontrar alojamientos familiares, con un trato personalizado y con pocas habitaciones para fomentar así un servicio basado en la cordialidad y la calidad. No solo vendrás a dormir, sino que por seguro sabrás los mejores lugares donde ir con ayuda de sus dueños ya que predominan los alojamientos gestionados por familias locales que no tendrán inconveniente en explicarte cómo invertir tu tiempo.

En definitiva, el destino Slow es una filosofía en auge que ya cuenta con el apoyo de editoriales como British guidebook para dar a conocer cuáles son los destinos comprometidos con hacer las cosas bien hechas y donde priman unos valores ante el beneficio de la propia empresa y donde se busca la armonía entre visitante y local. Lugares que resaltan la importancia de sus recursos, con los que apoyar a su comunidad y que respetan los valores básicos de sostenibilidad para seguir disfrutando del turismo de igual forma que lo hacen sus visitantes.

Y tú ¿apuestas por los destinos Slow? Cuéntanos tu experiencia

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