La oportunidad del turismo creativo

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Foto: La Alquería de Morayma



Por Leonor Cabrera ( @leonor_cabrera ) – Viventi Desarrollo Personal y Profesional

Creo que tengo un grupo de amigos un poco friki. Llevamos varios veranos yendo durante 10 días a un pueblo de Burgos llamado Quintana de Valdivielso, con medio centenar de habitantes, a hacer un curso de autoconocimiento llamado Programa SAT, dirigido por un señor que se llama Claudio Naranjo, en el que intentamos, simplemente, saber un poco mejor quienes somos.

Este curso se realiza en La Casa Grande, una casa-palacio del siglo XVII reconvertida en colonia de vacaciones y que en este momento acoge cada año a más de un millar de personas que van hasta este pueblo perdido del norte de Burgos desde todos los puntos de España, e incluso desde diferentes países del mundo.

Esta casa, además del programa SAT, acoge otros cursos relacionados con el crecimiento personal, con la meditación, con el trabajo corporal, en definitiva, con el desarrollo humano. Tiene las instalaciones adecuadas para ello, pues además de tener capacidad para un centenar de personas cuenta con una sala construida específicamente para este tipo de actividades.

El caso de la Casa Grande no es único.

Cada vez hay más hoteles, también en Andalucía, que apuestan por el turismo creativo, organizando  actividades relacionadas con el desarrollo personal,

un sector en auge porque cada vez son más las personas con la necesidad de profundizar en quienes son, aprender a meditar o explorar cuáles son sus potencializadas a través, por ejemplo, del coaching.

Dentro de  Andalucía un lugar que está sabiendo sacar partido a sus características para este público es la Alpujarra granadina. Allí hay un par de centros budistas, Oseling y Jiko An, y cada vez son más los hoteles que se deciden por, además de alojamiento, ofrecer actividades que hagan crecer a sus huéspedes. Dos ejemplos son la Alquería de Morayma y El Huerto de Lobras. En el primero ofrecen curso de yoga y retiro de meditación y la propuesta del segundo tiene que ver con la meditación y el coaching.

La Alpujarra no es el único lugar en Andalucía en el que prolifera este tipo de actividades. Hoteles de la Sierra de Ronda, en Málaga, o de Aracena, en Huelva, también tienen como clientes a personas que van buscando saber quiénes son o que quieren formarse en estas disciplinas y que no dudan a inscribirse en un curso de varios días.

¿Qué necesita un hotel que quiera acoger talleres y formaciones de este tipo? Lo más importante es que disponga de una sala amplia en el que se pueda realizar estas actividades.Es aconsejable que tenga cocina vegetariana y que se encuentren en un entorno tranquilo. Aunque también se celebran cursos de este tipo en ciudades, lo habitual es que para estancias largas y trabajos que tienen una parte grande de introspección, los organizadores elijan lugares retirados de la civilización. Hay empresas y especialistas en desarrollo personal, desarrollo profesional, coaching o yoga, entre otras, áreas, que pueden perfilar el contenido e impartir estos talleres.

Hace unos meses la revista especializada en turismo Hosteltur publicó un estudio de la Facultad de Turismo de Oviedo sobre el bioturismo en el que reflexionaba sobre cómo la experiencia turística puede ayudar al equilibrio entre lo físico y lo emocional e incidía en la existencia de una tendencia a explorar por parte de las empresas.

Algo parecido sucede con el turismo ligado al crecimiento personal. Es una realidad que está ahí, que ya se mueve en muchos lugares de Andalucía de forma callada, alejada de los grandes circuitos turísticos y que se transmite por el boca-oreja pero que, me atrevo a decir, cada día estará presente con más fuerza en el turismo tal y como ya sucede en el ámbito de la empresa.

Innovación en turismo significa sumar y diferenciarse. ¿Te unes?

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