Análisis del modelo de turismo de masas

José Carlos Pozo – Docente y consultor en comunicación turística 

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De los 83,7 millones de turistas extranjeros que recibió España en 2019, situándose en el segundo país más visitado del mundo, pasamos a 2020 como el año negro del turismo español. A causa de la pandemia desatada por el coronavirus, recibimos 18,9 millones de turistas extranjeros, esto es, un 77% menos con respecto al año anterior. Este dato estadístico frío y abrumador se ve nítidamente, a pie de calle, en las exiguas colas a las puertas de los monumentos y museos, en el escaso traqueteo de maletas hacia los hoteles y los pisos turísticos o en el cierre continuo y sin freno de tantos bares, restaurantes y tiendas de souvenir cuya clientela principal se nutría de turistas.

El impacto del Covid-19 está siendo un auténtico torpedo en la línea de flotación de la industria turística española y, por ende, de la economía española, ya que el turismo es uno de los motores económicos del país: en 2019 el turismo representaba el 12% del PIB español y empleaba al 13% de la población activa

A raíz de la actual “nueva normalidad del turismo” español -eufemismo para referirnos verdaderamente a “la anormalidad del turismo”-, convendría preguntarse si en la era post-Covid volveremos al modelo de concentración masiva de turistas que imperaba desde hace décadas en bastantes ciudades y zonas costeras de nuestro país o, en cambio, supondrá un antes y un después en el turismo de masas en España. 

¿Cómo está afectando el Covid-19 al turismo de masas? 

Hasta marzo de 2020 los riesgos del turismo de masas se manifestaban clara y contundentemente en aspectos tales como el deterioro del medioambiente, el desplazamiento de la población local fuera de los centros históricos para convertirlos en alojamientos turísticos en capitales españolas (Barcelona, Madrid, Málaga, Palma de Mallorca, etc.) y también extranjeras (París, Venecia, Ámsterdam, Praga, etc.) o un tipo de turismo poco responsable, caracterizado por los excesos alcohólicos en determinadas ciudades del Levante y de las islas mediterráneas. Desde esas fechas, visto que los millones de turistas que venían a España se han quedado en sus países, con un parón viajero casi total en Europa desde octubre cuando comenzó la segunda ola del Covid-19, parece como si todos esos problemas derivados del turismo masivo se hubiesen evaporado de la noche a la mañana.París sin turistas

Desde que se desató el Covid-19 y se limitó la movilidad internacional, los turistas han desaparecido de París. Fotos cedidas por www.trotamundeando.com

¿Ha desaparecido para siempre el turismo de masas?

No, ni mucho menos. Tal vez en los próximos dos años, cuando se prevé que el Covid-19 esté controlado en cierto modo, no haya verdaderos problemas de overturism (se podría traducir como “sobreturismo”), pero es muy probable también que los touroperadores turísticos vuelvan a reactivar, sin mayores problemas, sus históricos y fructíferos negocios con destinos tales como Canarias, Baleares, la Costa Brava, la Costa Blanca o la Costa del Sol.

Mientras la pandemia hace estragos en los destinos y los negocios turísticos, cada cual lo capea como puede para “sobrevivir”. Así, por ejemplo, muchos de los que gestionaban pisos turísticos a través de plataformas de reserva, en ciudades con alta calidad de vida como Málaga, han buscado un nuevo nicho de mercado en el alquiler de pisos de media temporada (de 8 a 10 meses de media) para empleados de multinacionales que teletrabajan. No obstante, es más que probable que, en cuanto regresen los turistas, volverán a poner sus apartamentos en airbnb y otras plataformas similares, porque sus ingresos son considerablemente mayores.   

¿Qué otros tipos de turistas están surgiendo?

Esta crisis epidemiológica y sanitaria ha acelerado un cambio laboral que parecía ya irreversible: el trabajo a distancia. Los destinos turísticos se han percatado de la necesidad de dirigir también sus esfuerzos promocionales para atraer a los llamados “knowmad digitales”, profesionales autónomos o freelancers innovadores e imaginativos que son capaces de trabajar en colaboración con casi cualquier persona, en cualquier momento y en cualquier lugar, sea Tailandia, Malta o Andalucía.

Por citar solo dos ejemplos, la capital de Grecia hace gala de que incluso el confinamiento se sobrelleva mejor en Atenas, según los testimonios de ciudadanos extranjeros que se han ido a trabajar allí. Con el eslogan “Teletrabaja desde El Algarve”, esta región turística del sur de Portugal pretende atraer a teletrabajadores cautivándolos con sus magníficas playas y demás entornos naturales en estos momentos actuales en los que lo más prudente es evitar las aglomeraciones y disfrutar de espacios solitarios.Teletrabaja desde Portugal

Campaña promocional de Turismo de Portugal en Instagram para atraer a los teletrabajadores a El Algarve

¿Es el momento de repensar un nuevo modelo turístico?

No coincido con Zurab Poloikashvili, secretario general de la OMT (Organización Mundial del Turismo), en que “el turismo de masas puede llegar a su fin”. Creo más bien que ahora mismo está simplemente en stand-by, en espera, en pausa. Sin embargo, sí estoy de acuerdo con el máximo responsable de la OMT en que es “muy buen momento para que ciudades y países afectados por la masificación se den cuenta de los errores que han cometido y repiensen su modelo turístico”. Algunos dirán incluso que ahora o nunca. Las crisis son momentos propicios para aprovechar las oportunidades y en materia turística un cambio de dirección en los flujos de turistas que llegan a España se hace necesario y prioritario.

¿Es la sostenibilidad turística la solución?

Una de las claves esenciales de las políticas de sostenibilidad turística que, catapultadas principalmente por la crisis del coronavirus, están implantando algunos destinos es precisamente evitar el turismo de masas. Se trata de planificar a medio-largo plazo soluciones duraderas y viables económicamente para que los destinos turísticos conjuguen armónicamente las necesidades de los turistas, de las empresas turísticas, de los residentes y del ecosistema local. Es verdad que ahora, en estos tiempos del Covid-19 en los que huimos de los núcleos urbanos, se ha acrecentado el interés por hacer más vida rural, más turismo saludable y natural. Sierra de Grazalema - Cádiz

Cola para subir a la Sierra de Grazalema (Cádiz) en un fin de semana festivo. Foto: L.E.

Con un turismo más controlado y de más calidad, se puede cumplir con otra de las claves de la sostenibilidad turística: el respeto de los ecosistemas locales. Así se lo ha marcado decididamente Lisboa, nombrada capital verde europea en 2020 por la Comisión Europea, por los importantes progresos que ha realizado en materia de sostenibilidad ambiental con medidas tales como plantar más de 100.000 árboles para 2021 o disminuir el 60% del CO2 para 2030.

Ideas para mejorar el turismo: diversificación y apps

La diversificación de la oferta turística para que lleguen los flujos turísticos a entornos más rurales y menos masificados es otra medida que se está emprendiendo a marchas forzadas por entidades públicas y privadas de regiones españolas como Andalucía, como la magnífica remodelación del Caminito del Rey (Málaga), que limita su aforo y exige la reserva por anticipado, lo que permite el control del turismo de masas; o la creación de una red de museos diversos y enriquecedores del patrimonio local como el Museo de la cal de Morón de la Frontera (Sevilla).

Mientras mitiga la pandemia del Covid-19, son muchos los destinos y los empresarios turísticos que están diseñando, desarrollando y probando apps que permitirán evitar o al menos controlar los problemas de masificación que sufrieron años atrás ciudades como la capital catalana. En gran medida, Barcelona se prepara ya para recuperar el turismo gracias a la tecnología.

En definitiva, hay que seguir avanzando en la búsqueda e implantación de más y mejores acciones de planificación turística para que todos salgamos beneficiados de una actividad que, pese a los confinamientos y restricciones a la movilidad, ha quedado claro que es imprescindible en nuestro estilo de vida actual: el turismo. 

Hagamos turismo de forma más responsable y sostenible.  

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