10 razones que hacen menos atractiva la publicidad radiofónica

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Por José Carlos Pozo – Consultor en Comunicación Turística

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¿Sabías que en una ciudad occidental un ciudadano recibe unos 3.000 impactos publicitarios al día? Quieras o no, la publicidad forma parte de tu vida diaria, te acompaña a todas horas y por doquier: la ves en el paquete de café o en tu perfume preferido, en los spots que se intercalan en televisión mientras comes, en las vallas publicitarias que abundan en nuestras calles y carreteras, en los pop-ups (ventanas emergentes) que saltan mientras navegas por Internet… Tendrías que cerrar los ojos y oídos para no “caer en sus redes”. Sus defensores aportan argumentos para que te guste la publicidad, como ser un elemento necesario para financiar los medios de comunicación y para hacer comprar productos y servicios; otros la aceptan con resignación; otros menos la alaban como expresión del arte y la creatividad; y muchos más abominan de ella como si de la misma peste se tratara.

El nivel de tolerancia hacia la publicidad en uno u otro medio de comunicación es personal, depende de cada cual. En mi caso particular, los anuncios que me parecen más intrusivos y molestos son los de la radio. He aquí mis 10 razones por las que la publicidad radiofónica puede resultar menos atractiva:

1.- Es repetitiva hasta la saciedad. He llegado a escuchar la misma cuña radiofónica hasta cuatro veces en una hora. La repetición sucede porque la radio carece de imágenes y algunos anunciantes entienden que para que el mensaje sea recordado hay que machacarlo hasta en la sopa.

2.- Es poco creativa. Casi todos los expertos coinciden en señalar que la calidad publicitaria de la radio española está a años luz de los niveles de otros medios de comunicación. Un factor determinante es la escasa inversión que hacen los anunciantes en anuncios bien elaborados para la radio. En cambio, para la televisión o incluso para Internet, las grandes marcas hacen auténticas películas de un minuto.

3.- Es simultánea en muchas cadenas de radio. Te habrás percatado que tras los informativos de las horas en punto casi todas las emisoras colocan su primer bloque publicitario. Para eludirlo deberás tener registrada una cadena sin anuncios, como Radio 3 o Radio Clásica, y así poder hacer zapping en el dial apenas den la última noticia.

4.- Es aburrida y simple. Sea para vender un seguro de coches o para promocionar un detergente, los anuncios en radio parecen calcos unos de los otros en sus estructuras narrativas. Entre las más habituales están la conversación entre dos amigos, uno de los cuales tiene un problema al que da solución el segundo con su consejo; o la entrevista a un supuesto experto. En su escasa originalidad contribuye también el hecho de que las mentes más creativas de la publicidad española prefieran trabajar para otros medios que les pagan mejor.

5.- Es escasamente emotiva. Ofrecer sólo datos de un producto o servicio en un anuncio no estimula la imaginación, no crea nuevas fantasías y expectativas, no emociona. Los anuncios radiofónicos actuales no tienen la magia de los de antaño.

6.- Es demasiado larga. En una hora las emisoras programan varios tramos o bloques publicitarios de hasta 10 cuñas seguidas. En esos 4 ó 5 minutos de publicidad te da tiempo de escuchar hasta 2 canciones en otra cadena.

7.- Es inoportuna. Si eres futbolero, supongo que te sacará de tus casillas que metan una cuña publicitaria en medio del carrusel deportivo y justo en ese preciso momento tu equipo del alma mete un gol. Y tú te has perdido la narración en directo.

8.- Es ruido cuando la música está mal elegida. Muchos anuncios radiofónicos emplean una canción famosa o de moda que tiene una letra pegadiza o está acompañada de una percusión excesiva. Es una elección contraproducente porque distorsiona la voz principal y, en consecuencia, el mensaje publicitario queda inadvertido.

9.- Es incitadora al cambio de emisora. La radio es el medio de comunicación más apto mientras realizamos otra actividad: trabajar, conducir, leer… Pero si deja de ser un hilo musical o un elemento de entretenimiento para distraernos con anuncios aborrecibles e innecesarios, al oyente no le queda más remedio que saltar a una emisora de la competencia y quedarse allí donde padezca menos “contaminación publicitaria”.

10.- No es creíble por culpa de los periodistas. En la radio actual se está franqueando abusivamente la frontera que separa la información de la publicidad, en gran medida debido a que los presentadores de programas dan las noticias y sin solución de continuidad anuncian una marca u otra. A los oyentes nos fastidia que los periodistas de contrastado prestigio nos “machaquen” insoportablemente con las virtudes de un producto o servicio en medio del bloque informativo.

En definitiva, es necesario crear anuncios en radio más creíbles, amenos e innovadores. En caso contrario, los oyentes, nosotros, que amamos la radio como soporte para transmitir mensajes, seguiremos creyendo que la publicidad radiofónica es menos atractiva.

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