Dirigirse al mercado de lujo, pero ¿a cuál de ellos?

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Por Antonio Sánchez – Quality36

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Incluso las especializaciones en un segmento necesitan afinarse para ser efectivas. Es necesario conocer a fondo el comportamiento del grupo exacto al que se dirige cada servicio o producto, sintonizando el lenguaje del marketing y la presencia online con el potencial receptor para que todo funcione como debe. En este sentido, son de agradecer las conclusiones que se desprenden de la observación y la opinión de los mejores expertos.

En un informe presentado el pasado noviembre por el Observatorio IE del mercado Premium y productos de prestigio, sobre el mercado turístico de alto valor se hace referencia a las principales tendencias actuales en el ecosistema de los viajeros de alto poder adquisitivo, que han dado lugar a la aparición de nuevos segmentos de viaje de lujo.

Los Millenials del lujo están mostrando una facilidad hasta ahora infrecuente para investigar por su cuenta y realizar reservas de alojamientos y transportes sin que los precios elevados supongan un problema. Se trataría de la ola de nativos digitales procedentes de entornos exclusivos, de comportamiento más desenfadado con el gasto que los de su misma edad procedentes de carreras de éxito como emprendedores, menos inclinados a ciertos dispendios impulsivos.

A pesar de permanecer en una corriente que rinde culto a los símbolos de status, también cuando está de viaje, ésta convive con un numeroso grupo que busca cada vez más las experiencias personales, si bien elaboradas de acuerdo a las expectativas de calidad mínimas exigidas por un mercado que sabe que paga por lo mejor. Es de suponer que este cambio al lujo 2.0 será cada vez más notorio.

Existe una división del comportamiento de los viajeros sobre la conexión durante las vacaciones: mientras una parte de ellos percibe la desconexión total como un lujo a modo de desintoxicación, otro sector (principalmente los nativos digitales) sienten la necesidad de continuar conectados. Ambos grupos sin embargo perciben la presencia online como un gran facilitador de una nueva calidad de sus experiencias offline.

En una definición más amplia de Turismo es cultura, muchos viajeros están interesados en una inmersión en la esencia de la vida de los lugares que visitan. De nuevo aparece la búsqueda de la experiencia, e incluso esta tendencia afecta al turismo relacionados con las compras: se buscan objetos fuera de la corriente global, diseñadores locales, etc.

En esta línea, la experiencia gastronómica cobra una importancia fundamental en la búsqueda de lo auténtico. De nuevo las expectativas son elevadas y es necesario estar a la altura de un público cultivado.

El bleisure, o la mezcla de un viaje de negocios y una continuación vacacional, aparece en el horizonte como una posibilidad interesante a explotar por los agentes implicados.

Estas tendencias responden a los cambios de la sociedad en general, tamizados por las características concretas de un segmento exigente como pocos, pero que apasiona a los que hemos elegido hacer nuestra aportación en un entorno que busca y premia la creatividad y el trabajo bien hecho.

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